• Manifiesto
  • El Jardín
  • Participa
  • Subscríbete
  • Síguenos en Facebook
  • Números Anteriores
Menu

Ataraxia

El Jardín
Monterrey
.

Your Custom Text Here

Ataraxia

  • Manifiesto
  • El Jardín
  • Participa
  • Subscríbete
  • Síguenos en Facebook
  • Números Anteriores

La metafísica del tiempo

March 9, 2015 Alberto Lizárraga Castro

El siguiente artículo narra la historia de Lara Angeriz en el Sur de México. Si la historia es real o no, queda a consideración del lector.

El 01 de noviembre de 2014 Lara Angeriz llegó a la ciudad de Tulum, Quintana Roo, en transporte público, o “van” como lo llaman los locales, desde la ciudad de Cancún. Lara Angeriz, de nacionalidad española, y oriunda de Valencia, había salido del aeropuerto de su ciudad natal con un boleto de avión con destino a México y ninguno de regreso. El motivo, decía ella, era la ontología de su presente, su pasado y su futuro; en extensas conversaciones describía como su profesión y su vida personal habían convergido en tema, pero no en solución, lo cual hacía disentir a su mente y entrañas. ¿Acaso lo único que existía en el mundo era su presente; aquél sol que no se esconde en el horizonte del mar caribe?  

Quizás su pasado con José era tan verdadero como la gaviota que ahora volaba de regreso a la orilla de la playa, pero nunca el futuro indeterminado. O era su vida un conjunto sin diferencias entre el ayer, el ahora y el mañana. Lara se sentía agobiada. Con la intención de exponer sus ideas, y la esperanza de que su propia explicación resonara en su cabeza haciéndola comprender el camino que debía tomar, cogió un cuadernillo y trazó una línea transversal en una hoja. Del lado izquierdo escribió una letra a y del lado derecho una letra b. En el apartado a escribió el presente, el pasado y el futuro verbal de su existencia. “Soy; fui; seré.” Pensó en plural, pero no se atrevió a escribirlo. Escribió también la idea de la continuidad natural del tiempo; aquella duración por la que ha transcurrido su vida. Del lado b describió el tiempo como sucesos; puntos en su vida que requieren de sucesión. “Antes que; después que.” El tiempo, Lara pensó, no tiene fluidez, ya que requiere de un marco de referencia. Se preguntó entonces qué sería de su vida si José no marcaba un cambio.  

Esa noche, en un pequeño cuarto de madera sobre la arena, Lara Angeriz no pudo dormir. Escuchaba el sonido de las olas y veía el cielo estrellado, pero no podía conciliar el sueño. Pensar en la cama, aunque fuera un mal hábito, era su única salida. Entonces retomó su vida y la separo en tiempo abstracto y tiempo substancial. El tiempo abstracto es la forma en que el mundo concibe el tiempo. Es el tiempo que dividimos en nuestro calendario y con nuestras matemáticas; son horas, días, meses, años; es capitalismo. No es el tiempo como su contenido, sino el tiempo como medición. Es independiente. Por lo tanto es artificial porque su medición es arbitraria, no natural. Así como la noche ya no marca el final de la jornada laboral. El tiempo substancial es el que se relaciona con los sucesos del ambiente y de la vida propia. Es nuestra relación con el sol; la luz y la oscuridad; el cambio de las estaciones; valores simbólicos. Es el significado de nuestro acontecer. Aróstegui dijo “El hombre participa del tiempo de la naturaleza, pero hace también del tiempo una construcción propia.”  

El tiempo: sustantivo huérfano y unidad evasiva, pensó Lara sopesando su dilema. ¿Acaso tenía que comprender el concepto tiempo, o el tiempo dentro su tiempo? Comprender el concepto tiempo le creaba una divergente. El tiempo en la imagen científica es pacífico. La ’t’ en las ecuaciones fundamentales de la física no diferencia entre pasado y futuro, ni su velocidad aumenta o disminuye, o elige qué tiempo es ahora. En contraste, la imagen manifiesta está llena de actividad. Los objetos se mueven, cambian de locación y propiedades, percepciones vivenciales son reemplazadas, y de manera inexorable nos resbalamos al futuro. Así existe una brecha entre el tiempo como lo encontramos en la ciencia y como lo encontramos en la experiencia. Lara Angeriz comenzó a hundirse en un profundo sueño con una última incógnita: ¿Qué significan todos los eventos —sucesos finitos— de su vida en su tiempo?  

La incógnita filosófica, sociológica, y semántica del significado del tiempo la acompañó hasta el café de la mañana siguiente. Si bien no tenía por qué buscar la verdad universal del tiempo y su relación con el espacio, podría al menos utilizar algunas de sus teorías en la búsqueda de su verdad personal. Podría ser que todos los sucesos de su vida hasta ese punto presente no existieran. Sólo la silla sobre la que estaba sentada; la arena bajo sus pies; su respirar; existían en ese eterno momento del presente. España, su trabajo, y José habían dejado de existir. Podría ser que José, y su posible futuro con él fueran tan reales como las olas que veía. Podría ser que la existencia de esas etapas estuviera condicionada a la persistencia e identidad como seres monádicos. Podría ser que la condición fuera el cambio constante. Ahora todo recaía en su conciencia. Los espíritus de San Agustín, Newton, McTaggart, Bergson, Crosby, o Thompson no la ayudarían. Sólo Lara Angeriz podía encontrar una respuesta.   

Una semana después, de vuelta en Valencia, Lara me contó su historia. Habló de su pasado en México, y su pasado más lejano en Valencia; habló de un presente resuelto. Pregunté sobre la resolución que había encontrado a su dilema, pero veló su respuesta en tiempo linear, circular, y simultáneo. Simplemente terminó diciendo “Dar tiempo al tiempo.” Probablemente, pensé yo, un tiempo con sentido. 


Sobre el autor:

Alberto Lizárraga disfruta escribir.

Sitio

Tumblr

In Ficciones
Comment

Una mujer se desgasta en una habitación

March 9, 2015 Lérida Jerez Sánchez
Fotografía: Fuente

Fotografía: Fuente

¿QUIERE VERSE JÓVEN? ¿BORRAR LAS FEAS MARCAS DE LA EDAD? COMPRE EL RESTIRADOR 6500 Y ARREGLESE EN LA COMODIDAD DE SU BAÑO. ASÍ ES COMO SE VE LA INVENTORA DE ESTE GENIAL PRODUCTO A SUS 69 AÑOS.

El infomercial reverberaba por la habitación. Golpeaba las paredes y hacía temblar los vidrios; peor aún,  hacía temblar a Laura.

En su sala tiene dos sillones verdes, desgastados por el tiempo y con cojines que no hacían juego. Una mesa de centro con una planta, algunos libros a medio leer y un café frío. Un espejito antiguo a un lado de la puerta que daba a la calle, sobre una mesita en donde deja sus llaves y la bolsa.  En el rincón a lado de la ventana, una tele que había tenido desde la adolescencia y que se negaba a descomponerse. El cuarto nunca estaba realmente arreglado.

Ya no estoy joven – piensa Laura sobre sus 46 años, mientras se estira la cara frente al espejo – tampoco es que sea vieja, pero ya no estoy para salir con minifaldas y tal vez debería comprar ese aparato.

Sobre la mesita de las llaves también hay una foto de las vacaciones que tomó saliendo de la universidad con su hermano. Ahí, sentada en una banca en Sevilla y a los 23 años, el tiempo parece más una promesa en vez de una inminente desgracia que hay que mantener a raya a toda costa.

Algo impulsó a Laura a tomar la fotografía y verse fijamente. No se veía en a esa chica. Por supuesto que era ella en parte, pero si se encontrará hoy caminando en la calle no podría reconocerse.

La vida no era justa, nunca lo es. Había subido de peso, se le empezaba a encanecer el cabello y en esa cara no encontraba las arrugas y los surcos que desde hace algunos años podías ver en su rostro si te acercabas lo suficiente.  Peor aún, el día de hoy le faltaba ese je ne sais quoi que tenía en ese entonces, lo había matado el exceso de merlot, los cigarros que empezó a fumarse en esa época y las preocupaciones típicas de la vida adulta.

-A esa edad dije que me moriría a los 43, que ya habría hecho todo. Ni madres, tengo 46 y no he hecho ni una cuarta parte. Ya vivimos 3 años de más.  A ver niña, ¿todavía te quieres morir a los 43?

No le incomoda la vejez per se, no realmente. La alternativa a que no pase es morirse y eso no, por lo menos no todavía. Pero Laura ve con nostalgia a la chica de 23, al televisor de su adolescencia y a los sillones que hace tanto ya fueron bonitos. Nada es nuevo en ese cuarto, ni ella, ni los muebles.

Y sólo puede culpar al paso de los años. Implacables, cada 365 días le quitan partes y la convierten en otra versión de sí misma. La Laura de este año no es igual a la del anterior, de alguna forma tiene menos cohesión en ciertos aspectos.

-Si me hiciera un retoque aquí – piensa mientras se frota la frente- me vería por lo menos parecida a como era en el 2005. Claro que sería mentira, esos 10 años los viví. Qué curioso, no hay ni un reloj, ni un calendario en toda la casa. Sólo sé que pasa el tiempo por lo desgastado que está todo.

 ¿QUIERE VERSE JÓVEN?

Laura busca su teléfono y marca.

¿BORRAR LAS FEAS MARCAS DE LA EDAD?

Hace su pedido

COMPRÉ EL RESTIRADOR 6500

Se embarca en la misión de detener al tiempo. 


Sobre el autor:

Lérida Jerez Sánchez

Lérida (sí como Mérida pero con L), nació en el D.F. pero actualmente reside en Nuevo León. Periodista de carrera desde hace algún tiempo alterna sus días entre proyectos sociales y escribiendo discursos a los que su jefe no les hace justicia cuando los lee. Con un particular gusto por escribir en la madrugada, se mueve entre la realidad y la ficción.

Correo

Twitter

In Ficciones
Comment

El Jardín

  • Barcos de Humo
    • Dec 16, 2016 Funcionalidades Dec 16, 2016
    • Nov 27, 2016 Inestabilidades Nov 27, 2016
    • May 1, 2016 Sombras ligeras May 1, 2016
    • Apr 26, 2016 La música y el caminar de lo no-eterno Apr 26, 2016
    • Apr 11, 2016 Dispersión Apr 11, 2016
    • Mar 8, 2016 En defensa de la imagen trivial Mar 8, 2016
    • Dec 31, 2015 Los bordes del pensamiento Dec 31, 2015
    • Dec 16, 2015 Cristales Dec 16, 2015
    • Oct 21, 2015 Dos maneras de construir una historia (y destruir la humanidad) Oct 21, 2015
    • Oct 17, 2015 Un castillo para pensarlos Oct 17, 2015
    • Oct 17, 2015 El vacío de las letras ignoradas Oct 17, 2015
    • Jul 21, 2015 8:32 Jul 21, 2015
    • Jul 14, 2015 El Tiempo Jul 14, 2015
    • Jul 1, 2015 Pensarse a sí mismo Jul 1, 2015
    • Jun 15, 2015 Repeticiones y otros sones Jun 15, 2015
    • May 11, 2015 Luces perpetuas May 11, 2015
  • Crónicas
    • Mar 28, 2016 Berlin Mar 28, 2016
  • Despertares
    • May 4, 2016 Tu opinión ofende al devenir de las cosas May 4, 2016
    • Apr 27, 2016 Feminismo e individualidad: Las tendencias neoliberales de la nueva izquierda Apr 27, 2016
    • Feb 23, 2016 El ocaso Feb 23, 2016
    • Dec 28, 2015 Sobre burbujas y narrativas Dec 28, 2015
    • Nov 23, 2015 Sobre historias que no son nuestras Nov 23, 2015
    • Nov 4, 2015 Sobre viento y nombres femeninos Nov 4, 2015
    • Jul 2, 2015 Gestión Crítica Jul 2, 2015
    • Jun 6, 2015 ¿Sufragio efectivo? Jun 6, 2015
  • Ficciones
    • Mar 14, 2016 La casa a la orilla del mar Mar 14, 2016

Miedo y Desesperación

  • Barcos de Humo
    • Sep 30, 2015 Oda al terror Sep 30, 2015
  • Crónicas
    • Sep 30, 2015 Peligro, peligro Sep 30, 2015
    • Sep 30, 2015 Terrores Nocturnos Sep 30, 2015
    • Sep 29, 2015 Extorsión Tapatía Sep 29, 2015
  • Despertares
    • Oct 2, 2015 ¿Y si no existiera el miedo? Oct 2, 2015
    • Oct 2, 2015 La esperanza de vivir sin miedo Oct 2, 2015
    • Sep 30, 2015 Sobre arder en temores Sep 30, 2015
  • Editorial
    • Sep 29, 2015 Miedo y Desesperación Sep 29, 2015
  • Ficciones
    • Oct 16, 2015 Compañeros de Infortunio Oct 16, 2015
    • Sep 30, 2015 Mus musculus y la predilección del miedo. Sep 30, 2015
    • Sep 30, 2015 En una montaña sin nombre Sep 30, 2015
    • Sep 29, 2015 Sangrar Lágrimas Sep 29, 2015
    • Sep 29, 2015 La noche de las visiones Sep 29, 2015

El Inmanente dios del Tedio

  • Despertares
    • May 27, 2015 Lo dioses gemelos May 27, 2015
    • May 24, 2015 Sobre excesos y otras ilusiones de significado May 24, 2015
    • May 24, 2015 Mi Perro, Meursault May 24, 2015
  • Editorial
    • May 24, 2015 El inmanente dios del tedio May 24, 2015
  • Ficciones
    • Jun 2, 2015 Rutina Jun 2, 2015
    • May 27, 2015 Trovadores y transeúntes May 27, 2015
    • May 24, 2015 La hora May 24, 2015

Tiempo y Espejismos

  • Barcos de Humo
    • Mar 9, 2015 Elegía por los instantes perdidos Mar 9, 2015
  • Despertares
    • Mar 9, 2015 La generación instagram Mar 9, 2015
    • Mar 9, 2015 El tiempo también descansa los jueves por la noche Mar 9, 2015
    • Mar 9, 2015 Sin tiempo Mar 9, 2015
  • Editorial
    • Mar 9, 2015 Tiempo y Espejismos Mar 9, 2015
  • Ficciones
    • Mar 9, 2015 La metafísica del tiempo Mar 9, 2015
    • Mar 9, 2015 Una mujer se desgasta en una habitación Mar 9, 2015
  • Realidades
    • Mar 9, 2015 Música y Juventud Mar 9, 2015
    • Mar 9, 2015 Años y Apariencias Mar 9, 2015

Fantasmas, memoria y dolor

  • Barcos de Humo
    • Nov 22, 2014 Preguntas sobre la muerte Nov 22, 2014
    • Nov 12, 2014 Las flores a morir Nov 12, 2014
  • Despertares
    • Nov 22, 2014 Vanidad de vanidades pt. 2 Nov 22, 2014
    • Nov 20, 2014 20 de Noviembre Nov 20, 2014
    • Nov 18, 2014 Nacer y Morir Nov 18, 2014
    • Nov 11, 2014 Esperanza y otras burlas modernas Nov 11, 2014
    • Nov 11, 2014 Vanidad de Vanidades pt. 1 Nov 11, 2014
  • Editorial
    • Nov 11, 2014 Fantasmas, memoria y dolor Nov 11, 2014
  • Ficciones
    • Nov 26, 2014 Polvo eres Nov 26, 2014
    • Nov 22, 2014 ¿De qué hablarán los fantasmas? Nov 22, 2014
    • Nov 11, 2014 La personal, terrible y pequeña tragedia de Jesús Araujo Nov 11, 2014
  • Realidades
    • Nov 12, 2014 Cosas pendientes Nov 12, 2014
    • Nov 11, 2014 Tu mamá... patria Nov 11, 2014
  • Reseñas
    • Nov 18, 2014 Notas sobre la muerte del Mayor Sabines Nov 18, 2014

Piloto

  • March 2014
    • Mar 22, 2014 Crisis, críticas, economía y sinsentido Mar 22, 2014
    • Mar 22, 2014 El eterno retorno a lo absurdo (y otras ironías) Mar 22, 2014
    • Mar 22, 2014 Contrahistoria Mar 22, 2014

Creencias y Delirios

  • Barcos de Humo
    • Jul 24, 2015 Sobre cosas en las que no creo Jul 24, 2015
  • Crónica
    • Jul 24, 2015 En esto creo Jul 24, 2015
  • De otros
    • Jul 24, 2015 Los dogmas inconscientes Jul 24, 2015
  • Despertares
    • Jul 24, 2015 Ciencia, religión y otros títulos provocativos Jul 24, 2015
    • Jul 24, 2015 El regreso de los intelectuales Jul 24, 2015
    • Jul 24, 2015 “El Caleidoscopio del Universo” de A.L. Marlowe Jul 24, 2015
  • Editorial
    • Jul 24, 2015 Creencias y Delirios Jul 24, 2015
  • Ficciones
    • Jul 24, 2015 El Tótem Jul 24, 2015
    • Jul 24, 2015 Danza nocturna de cuerdos y locos Jul 24, 2015
    • Jul 24, 2015 Vivir en la ciudad de cristal Jul 24, 2015
    • Aug 9, 2015 El Desierto Aug 9, 2015
You must select a collection to display.
Suscríbete

(c) 2015 Ataraxia, contenidos bajo licencia creative commons atribución-no comercial-sin derivar 4.0 internacional